Probablemente muchos de los usuarios afectados no se hayan dado cuenta, pero el pasado mes de marzo Microsoft hizo que las actualizaciones de Windows 7 fueran mucho más restrictivas en cuanto a los requisitos para poder instalarse en los ordenadores. De esta manera, además de no instalarse en los procesadores más nuevos, intentando que los usuarios que compren procesadores de nueva generación instalen directamente Windows 10, parece que los usuarios con procesadores muy antiguos tampoco podrán recibir estas actualizaciones de seguridad.
El parche responsable de todo es KB4088875. Esta actualización vino (a propósito o por error) con el requisito de que, para poder descargar e instalar nuevas actualizaciones los procesadores de los ordenadores debían ser compatibles con Streaming Single Instructions Multiple Data (SIMD)Extensions 2 (SSE2).
No se sabe muy bien por qué Microsoft ha establecido este requisito para poder recibir los parches de seguridad para Windows 7, aunque todo apunta a que se debe a una dependencia para que los últimos parches de Meltdown y Spectrefuncionen sin problemas. Si el procesador no es compatible con estas instrucciones, los usuarios verán un mensaje donde se les pedirá que actualicen el hardware (se compren un procesador nuevo) para poder seguir recibiendo estas actualizaciones de seguridad en Windows 7.